10/06/2009

Archipielago(fragmento del poema de F. Hölderlin)


¿Tornan de nuevo las grullas a ti, las naves el rumbotuercen, van de tus playas en pos? ¿ Serenas y ansiadasbrisas llegan al plácido mar, y al sol asomandodel abismo el delfín, luz nueva inunda su dorso?¿Jonia brilla? ¿Tiempo es ya? Pues es primavera,y ha tornado a nacer la vida en todos los seres,y hay en los hombres amor, y tiempos áureos se evocan;¡vengo en tu paz a ti, oh poderoso, a loarte!¡Oh venerable!, descansas aún viviendo a la sombrade tus montes; aún tus brazos jóvenes ciñenamorosos tu tierra, y a tus hijas, ¡oh padre!de tus islas radiantes aún ninguna perdiste.Creta vive, y Salamis, que frescos laureles circundan.Y alza, en medio de rayos, y a la hora del orto la testaresplandeciente Delos, y Tenos y Kíosfrutas purpúreas guardan: y de embriagadas colinasmana el vino de Chipre, y de Kalauria desciendenríos de plata que van a las véteras aguas del padre.Todas viven, las islas que un día engendraron los héroes.Y año tras año irradian y si una vez, del abismoliberado, el fulgor de la noche, la interna borrascaa una de ellas sorprende y en tu seno a los hombres sepulta,tú, tú en cambio pervives, deidad, pues sobre la oscurasima, por ti mucho viose nacer y mucho morir.(...)(...)Entonces, ¡oh amigos de Atenas, oh gestas de Esparta,cara primavera de los griegos! Si llegaa nuestro otoño, tornad y mirad, espíritus todosdel mundo que fue, ¡pues el fin de los años se acerca!¡La fiesta también celebrad, oh días de antaño!A la Hélade miran los pueblos, llorando y cantandodel día orgulloso del triunfo los suaves recuerdos.¡Floreced entre tanto, mientras los frutos maduran,oh jardines de Jonia! ¡Floreced en las ruinas de Atenas!¡Ocultad a los días futuros el duelo!¡Coronad con eterno verdor, oh laureles, los túmulosde los muertos, allá en Maratón, donde tantosvictoriosos soldados cayeron, o allá en Keronea,cuyos campos los últimos atenienses sin armashuir vieron del día fatal de la afrenta, allá dondede la cima hasta el valle trenos se escuchan, y el cantodel destino las aguas vagabundas entonan!Mas, oh tú, de los mares señor inmortal, aunque el cantode de los griegos no más, como antaño, en tus olas te loe,canta en mí más y más; que el espíritu impávidode los mares, al modo de los nautas, disfrutesu solaz, y la lengua de los dioses distinga,y el vaivén de las horas; y así, si el tiempo vorazsobreviene a segar la miseria y los yerrosde mi vida mortal, y entre los muertos a hundirla,que la paz en el fondo de tus abismos encuentre.
F. Hölderlin
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